Lo que ha quedado de Radio Inter en la FM tras el cierre de su Onda Media y el despido de todos sus veteranos profesionales (salvo Carlos Peñaloza y un par de técnicos), nos recuerda a lo que quedó de la extinta Radio España cuando igualmente fue clausurada, con aquella Top Radio en el 97.2 adquirida por el grupo mejicano Multimedios que, tras varias estrategias entre baladas, boleros y rancheras, ha terminado recientemente en manos de Radio María; en una compra que ésta no pretendía, pero que dada la oferta por parte de la mejicana, fue una oportunidad que no pudo evitar aprovechar.
En el último programa de «Usted que opina» de Radio Inter emitido el 3 de Abril de 2022 anunciando la triste desconexión del emblemático transmisor en el 918 Khz de Madrid y, por tanto, el final de la histórica emisora tal y como la hemos conocido, tanto Eduardo García Serrano como el Doctor Florencio García Nieto insisten en la nefasta gestión, tanto por parte de los primeros compradores del Grupo Intereconomía, como de los actuales; un grupo chino de comunicación cuyo máximo responsable en palabras de García Serrano no sabe ni siquiera español, no habiendo por tanto ingerencias políticas que permitan hablar de una voladura interesada de la emisora.
Sin embargo, si bien es cierto que esta posibilidad pudiera ser más remota en la situación actual, no podemos estar de acuerdo en el caso de Intereconomía que, aunque no acabara con el cierre de la emisora al poco tiempo de comprarla como fuera el caso de Antena 3 de Radio con el Grupo Prisa, sí tenía la intención de controlarla en una doble operación.
Primero domesticando a su audiencia y profesionales ya que, a pesar de su línea editorial conservadora, resultaban contrarios a la derecha liberal, y sobre todo amenazaban con ser el semillero de nuevas opciones políticas dejando en evidencia las debilidades del por entonces gobierno de Mariano Rajoy.
Y en segundo lugar aprovechándose, tanto de la fidelidad de esa misma audiencia ganada durante muchos años gracias a la consolidada marca de la histórica emisora, como de la vieja y despreciada Onda Media de la que se reían los directivos de Intereconomía según cuenta García Serrano; permitiendo a la misma Intereconomía alcanzar unos niveles de popularidad nunca vistos, especialmente de su espacio estrella el Gato al Agua que se emitía simultáneamente por el 918 Khz de la Onda Media de Madrid.
Así que, como decimos, la operación estuvo servida. Intereconomía entró en Radio Intercontinental como un elefante en una cacharrería. Para empezar su nombre se quedó tan huérfano como empezó a quedarse la emisora, perdiendo el sello de Intercontinental para llamarse simplemente Radio Inter. En segundo lugar desapareció el histórico indicativo «Aquí, Radio Intercontinental Madrid», seña de identidad en la marca de una empresa que para cualquier compañía valdría millones en términos de fidelización y, por tanto, perdiendo parte de esas mismas raíces por las que seguro su audiencia se sentía altamente identificada. Y evidentemente, en tercer lugar, aunque «Sencillamente Radio» siempre nos sorprendiera el que siguiera en antena o el conocido «Usted qué opina»; muchos de los veteranos espacios sostenedores de su audiencia y publicidad fueron inmediatamente decapitados, empezando por el más deseado «Punto de Vista» y siguiendo con otros muchos como «Caliente y Frío», «Abriendo Boca», «Intertulia», «Inter punto Milenium» o «Claves de Actualidad».
Y ahí es cuando desde nuestro humilde saber y entender comenzaron los problemas de gestión; la gestión de unos intereses ideológicos por encima de los propiamente económicos cuando en realidad sus contenidos eran rentables forzando también la salida de muchos de sus profesionales que, o bien no debieron comulgar con las nuevas directrices surgidas de tal domesticación, o bien pudieron prescindir directamente de ellos emigrando a otras emisoras o iniciando nuevos proyectos.

Pero aún así no creemos que Julio Ariza fuera tan torpe o alocado en sus operaciones como lo pinta García Serrano. Cuesta creer que cualquiera que tenga un mínimo de sentido común se vaya a meter en una aventura de tal envergadura si ve claro de antemano que el hacerlo sería como un suicidio anunciado acabando directamente en la bancarrota ¿Acaso no tendría ya suficiente con Radio Intereconomía e Intereconomía Televisión? Por eso todo esto apoya más nuestra tesis de que, al menos en el caso de Intereconomía, sí que hubo motivaciones políticas o ideológicas para comprar la histórica Radio Intercontinental de Madrid. Motivaciones que desgraciadamente no culminaron posiblemente en los apoyos políticos que también se esperaban, quizás por ciertas polémicas que, pese a toda esa domesticación, no gustaron al poder dominante; y ahí sí que, en contra de lo que se esperaba, el resultado final fue más que evidente, el concurso de acreedores y la venta a pública subasta de la histórica emisora por parte del Grupo Intereconomía.
Así que ya en su segunda etapa, que es la actual, Radio Inter pasó a manos del Grupo Internacional de Medios; un grupo chino de comunicación que también montó su propia emisora en chino en el 92.9 de la FM.

Pero a pesar de que García Serrano hable de la ineptitud de quien por ser extranjero no conoce la radio de nuestro país tampoco estamos del todo de acuerdo ya que, aún pudiendo ser así, esas funciones fueron precisamente delegadas en quien sí se presuponía que tenía un reconocido prestigio y suficiente sabiduría del mercado radiofónico español como era Carlos Peñaloza cuando fue nombrado director de la emisora.
Sin embargo, tal y como explicó Rafael Nieto en un artículo de opinión que publicó en El Correo y que actualmente ha sido borrado, posiblemente no tuvo los medios suficientes para retomar un proyecto que desgraciadamente ya se encontraba bastante deteriorado.
De hecho, observamos como ante la oportunidad de recuperar las antiguas señas de identidad que siempre funcionaron, muchos de los programas de la Inter primigenia nunca regresaron; bien porque esos mismos profesionales que salieron en la etapa de Interconomía estaban ya embarcados en otros proyectos de mayor ilusión para ellos, bien porque quizás no se tomaron las decisiones acertadas o porque también pudo haber desencuentros entre Carlos Peñaloza y los nuevos dueños como se puede deducir de las palabras del doctor García Nieto cuando rememora la figura de Marisa Andreu, la antigua directora de Radio Intercontinental de Madrid, como el cabo furrier que necesita cualquier empresa para funcionar, y desembocando todo ello en la mala de gestión a la que también se refería una y otra vez García Serrano en el último programa de «Usted qué Opina» del pasado 3 de Abril.
Los beneficiados
De todo dinosaurio en descomposición siempre hay quien sale beneficiado o está dispuesto a aprovecharse. Y en este caso los reforzados han sido Sol Madrid (antes Radio Sol XXI) en el campo de la radio musical de dedicatorias y oldies en español; también Esradio en el ámbito más informativo, pero sobre todo Onda Cero y La COPE. Precisamente porque gracias a esa despreciada y antigua Onda Media girar un poco el dial hacia la derecha no cuesta nada para elegir entre las dos únicas alternativas posibles para su audiencia, Onda Cero en el 954 Khz o La COPE en el 999, en comparación a la falta de usabilidad que aún significa escuchar la radio por la TDT o por Internet.

Por otra parte, ciertos profesionales hace ya mucho tiempo que emigraron a otros proyectos. Es el caso de Maria José Peláez con su «Déjate de Historias», primero en Esradio y después con su propia emisora de televisión. Pero también son los que recientemente han iniciado los suyos propios cuando empezaron a tener la sensación de que algo no iba bien en Radio Inter, como el periodista Javier García Isac. Efectivamente, quien hiciera en su momento el espacio «Una hora en libertad» es actualmente el director de Decisión Radio; donde también se encuentra Eduardo García Serrano retomando junto al doctor Florencio García Nieto el decano espacio «Usted qué opina», que volvía a las ondas el pasado 16 de septiembre.
Sin embargo, no nos engañemos ni deben engañarse los dueños de estas pequeñas alternativas surgidas también de las cenizas de Radio Inter. Si ya había quejas de su FM flojita, cuando decidió enmudecer la Onda Media y que toda su programación se transmitiera por el 93.5, no digamos el 102.1 por donde actualmente emite la nueva Decisión Radio. Una vez más, al menos por nuestra zona, sólo los receptores de radio más sensibles y selectivos logran captarla por la influencia de La Suegra en el 101.9; y, por supuesto, el ciudadano medio ni es un diexista ni un experto en radioescucha como para gastarse el dinero o perder el tiempo en estas cuestiones técnicas.

Por tanto, antes que nada, deberían tomarse muy en serio el conseguir un buen punto en el dial como por ejemplo el 108.0 o el 105.7 de la FM por el que actualmente emite también EsRadio, negociar con Radio María la adquisición de alguna de sus múltiples frecuencias que ya no necesite como pudiera ser el 95.6 después de que ésta haya conseguido un auténtico bombón legal con el 97.2 desde Torrespaña; o la opción más viable, comprar una buena licencia a alguna emisora que tuviera a bien vendársela, a no ser que con suerte estén esperando el advenimiento de alguna concesión política como le pasó a Federico Jiménez Losantos por parte del por entonces gobierno de Esperanza Aguirre otorgándole la 99.1.
La nueva etapa de Radio Inter
¿Y qué podemos decir ahora de Radio Inter? ¿Ha desaparecido por completo? No, y de hecho lo que ha desaparecido es sólo su Onda Media con todos los programas que se producían para ese punto del dial.
Es decir, que seguirá en el 93.5 de la FM con otra programación como efectivamente comenzó el pasado 5 de Septiembre recordando a cualquier radio universitaria como parecer ser la nueva estrategia juvenil que posiblemente pretenda seguir el grupo de comunicación chino.

Pero como dice Rafael Nieto en su artículo publicado en El Correo «¿por qué ha muerto la Inter?» y que actualmente está borrado, «eso es una mentira con celofán de verdad por fuera». Porque efectivamente el sostén económico de cualquier medio de comunicación es la publicidad de sus anunciantes gracias a la audiencia que éste genere con sus contenidos. Y si los dos principales pilares publicitarios de esta emisora emblemática como eran Maria José Peláez y no digamos Emilio Javier ya no están ¿quién se va anunciar? Y si los profesionales que a su vez arrastraban su audiencia fiel y consolidada tampoco ¿quién les va a oír?
Conclusión
Mantener un campo frondoso siempre cuesta; cuesta precisamente para no perder lo que al menos has estado sembrando durante muchísimos años. Pero quemarlo e intentarlo reverdecer desde la cenizas rompiendo con todo lo anterior puede ser una labor titánica que La Inter, siendo La Inter, parece mentira que haya llegado hasta ese punto.
¿Ineptitud? ¿Gestión nefasta por parte de sus responsables como no se cansaron de repetir una y otra vez en el «Usted qué opina» del pasado 3 de Abril?
No hay duda que la falta de visión, afecto y conocimiento del medio por parte de personas ajenas a él y que sólo se mueven en el campo del dinero está entre los factores. Pero para nosotros no es el único y ni siquiera creemos que a veces sea el primero, sino más bien el segundo e incluso el último.
El primero desgraciadamente es que hay un pensamiento dominante, el que te dice que ya no son necesarias las mascarillas mientras silencia los muertos de cada semana, el que dice que el coronavirus se transmite por las gotas de saliva y luego después admite que es por aerosoles, el que desmiente una crisis económica cuando está a la vuelta de la esquina, el que habla del bulling en los colegios y sólo cuando los niños se suicidan, pero silencia siempre hablar del mobbing en el trabajo, el que entretiene con un señor que utiliza su pene para pintar a Risto Mejide en el espacio «Got Talent» de Telecinco a la una y media del mediodía del pasado domingo 11 de septiembre (no es broma), pero no ofrece ningún servicio real a la sociedad para paliar por ejemplo su soledad, como hace loablemente Canal Sur en Andalucía o CMMedia en Castilla La Mancha; de manera que ese mismo pensamiento dominante, bajo grandes medios apoyados por un gran poder político que los protege, es quien termina provocando extraños movimientos empresariales que acaban poniendo más en evidencia el deseo de control de cualquier voz incómoda que las rentabilidades económicas o de gestión que, sin embargo, son las lógicas que debieran reinar en cualquier empresa.