Risas, consternación, pero también indignación.
Dos hechos sucedieron lamentablemente en la noche más importante del año, aquélla en la que todo el mundo espera ansiosamente la televisión para tomarse las uvas. Canal Sur (Andalucía TV en su versión internacional) había invertido para su transmisión desde Almería un despliegue técnico sin precedentes, con seis cámaras digitales, una cabeza caliente, drones para recoger imágenes aéreas de la Alcazaba y dos potentes teleobjetivos. La idea, tal y como recoge Periodista Digital, era ofrecer una imagen digna y moderna de Almería. Pero de nada sirvió todo el esfuerzo.
En poco menos de un segundo un anuncio se coló sin previo aviso en medio de los cuartos, y otro más se volvió a colar entre la tercera y la novena campanada dejando a todos los andaluces atónitos, que no se terminaban de creer lo sucedido hasta que no lo comprobaron al dar al mando y ver el resto de las cadenas.
Para los que hemos trabajado en continuidad con la gran responsabilidad que eso implica, sabemos realmente el grado de atención tan importante que hay desarrollar, la capacidad tan inmediata que hay que tener para reaccionar con sangre de hierro ante cualquier imprevisto (aunque aquí fue demasiado tarde) y lo frágil que en el fondo se vuelve todo cuando está tan dependiendo de la informática.
Hipótesis que pensamos sobre lo que pudo pasar
No sabemos lo que pudo pasar y tampoco sabemos exactamente el sistema de emisión que utilizan en Canal Sur (aunque suponemos que será el Airclient). De hecho, se ha dicho por parte de la autonómica que se va abrir una investigación. Pero es posible que a quien estuviera en ese momento en continuidad se le deslizara el dedo sobre el ratón.
Efectivamente, cuando tienes la escaleta de emisión delante con una línea de conexión en directo (como era la que en este caso pudiera proceder de Almería), y un bloque de anuncios a continuación; basta un simple clic (sí, sí, algo tan insignificante como ese clic que tú puedes hacer en este blog) para que el sistema automáticamente dé paso a reproducir la siguiente línea, que en este caso era el anuncio en cuestión, y se corte por tanto, la señal en directo recibida. Además, una vez que el Airclient ha ejecutado lo que le mandaras, claro, ya no se para. Si hay un anuncio, como si hay cinco seguidos, como si hay una película, él sigue y sigue reproduciendo lo que esté ahí; salvo si encuentra otra línea de directo en la escaleta (que por supuesto hay que crear a mano), y con los nervios (esos nervios infarto que se producen en un momento como éste) realmente hay que ser muy pero que muy rápido.
Lo que sí que nos extraña, eso sí, es que el fallo se produjera dos veces. Es decir, se ve perfectamente, justo cuando están saliendo los cuartos, cómo se corta la emisión y aparece el famoso anuncio de los cafés. Y es ahí donde pensamos que alguien le pudo dar al ratón sin querer.
Pero lo que yo ya no entendemos es, cómo una vez vuelta la emisión de nuevo (que pilla justo con la primera campanada) ésta se vuelve a cortar una segunda vez para dar paso al anuncio de Jerez, que fue el que realmente provocó el desaguisado, al emitirse en medio justo de las doce campanadas ¿Alguien le pudo dar una segunda vez? A lo mejor. Pero lo dudamos. En esta segunda ocasión nos inclinamos más a pensar que los nervios se apoderaron del momento, que realmente son auténticos nervios de infarto como ya hemos dicho; y que la línea de directo que se pudo poner para abortar precisamente el primer fallo no tenía el comando que en estos casos se pone para indicar que eres tú el que manualmente y con tu ratón saldrás de ella. En resumen, como tenía una duración por defecto, muy corta, pero la tenía, hace 5, 4, 3, 2, 1… (porque son segundos atrás los que corren), y entonces salta a reproducir automáticamente la línea siguiente que era el segundo anuncio.
En cualquier caso la investigación está en curso. Esto no son más que opiniones en torno a lo que sabemos que es trabajar en continuidad; una profesión muy dura, donde la gente no valora el mérito que tenemos, porque nadie se da cuenta de la cantidad de fuegos que a veces se apagan en milésimas de segundo.
Sobre la emisión por satélite
Pero, por si fuera poco, apenas pasan las doce de la noche con el correspondiente escarnio de unos, la desolación de otros y la imagen que pudo dar Canal Sur con tal desafortunado fallo, y se pierde una señal tan veterana como la del satélite Astra que había estado presente por lo menos desde 1996, y que había permitido su recepción (bautizada como Andalucía TV en su versión internacional) no sólo en España, sino en cantidad de países europeos cuyos emigrantes andaluces la disfrutaban.
La indignación, que se puede leer en portales como satcesc.com, no se ha hecho esperar. Y aunque es cierto que la difusión de esta señal costaba 400.000 euros a las arcas públicas, y que mucha gente agradece que haya antes dinero para hospitales, no es de recibo que se tenga que cortar cuando muy posiblemente el dinero se está despilfarrando y se ha despilfarrado en muchos hoyos oscuros como los que esconde la corrupción de este país.
Los que sí creen, desde luego, que van a hacer “el Agosto” son Ono y sobre todo Telefónica; puesto que hartos de meter sus plataformas de pago como sea en cuanto contratas cualquier cosa que tenga que ver con el ADSL, si no es con estas artimañas, no parecen conseguir nada. Y aún así dudamos que lo consigan. Porque la gente, aunque le terminen diciendo que Televisión Española sólo se verá por Ono y Telefónica, no está dispuesta ni puede pagar por ver la televisión.
También dicen, desde la web de Canal Sur, en una nota de prensa, que la emisión gratuita por Internet va a continuar. Pero ya sabemos que Internet hoy en día, para un usuario medio, no garantiza calidad de transmisión. Si quieres más calidad, de nuevo hay que pagar la fibra óptica. Y aun teniendo la fibra, si la fuente emite con una calidad baja para asegurarse que funcione con un Internet a baja velocidad, el resultado sigue siendo el mismo. Además, como muchos dicen y como hemos leído, pensemos en la cantidad de personas mayores, que el mando de su receptor de satélite era su único aliado en cuanto a la forma más cómoda y sencilla de verlo.
Al final todo será para que encima de que algunos tengan que pagarlo, decidan mejor cambiar de canal porque ya no se fían si el día de nochevieja les van a retransmitir doce uvas o doce anuncios.