¿TDT o satélite? Dos amigos complementarios (II)

Continuamos con la segunda parte del tercero de los capítulos dedicados al Segundo Dividendo Digital reflexionando sobre la conveniencia de apostar por soluciones complementarias que permitan mirar más allá de las limitaciones del tradicional espacio radioeléctrico, y especialmente pensando en tecnologías como el 4K.

Ya anteriormente hacíamos una comparativa con respecto al resto de países europeos, algunos muy cercanos al nuestro culturalmente como Italia, y cómo habían adoptado plataformas de televisión en abierto que permitían mejorar con eficacia tanto la recepción como la posibilidad de adaptarse fácilmente a futuras emisiones de mayor calidad.

Y ahora vamos a analizar brevemente los diversos motivos que a nuestro entender han provocado que en España el satélite haya estado vinculado especialmente a servicios de pago, dando lugar a que por ejemplo Hispasat haya quedado prácticamente muerto  desde que la absorción de Digital+ por parte de Movistar provocara  la elección de Astra como único satélite para la recepción de la nueva plataforma de pago.

 

¿Por qué hemos llegado a esta situación?

Bien, una vez más la cosa no resulta tan sencilla y confluyen diversos factores. Para empezar, a diferencia de otros países, España tiene una organización política muy descentralizada y eso a su vez se refleja en un tipo de televisión excesivamente fragmentada entre emisoras autonómicas, locales y regionales, que inclinaría a dar un mayor peso a la TDT frente a la televisión por satélite.

Incluso una televisión pública nacional como TVE también tiene desconexiones regionales. No obstante, todo esto sería discutible ya que hemos visto en la primera parte de nuestro artículo, cómo la televisión pública France 3 emite por satélite sus 24 versiones regionales, y estamos seguros que de lanzarse al satélite todas las televisiones autonómicas, muchos lo desearían más que cualquiera de las recientes licencias de TDT.

En segundo lugar, y esto sí que es ya más importante, los fabricantes deberían ser conscientes de un tema que no siempre se percibe, pero que en muchas ocasiones resulta clave, y es el de la usabilidad. Es decir, por muy buena y eficaz que sea una tecnología, para que realmente lo sea en la práctica, se hace necesario que resulte cómoda y accesible para el usuario.

De este modo, todavía no comprendemos como al menos en España la mayoría de televisores no incluyen recepción por satélite, considerando esta tecnología más bien como algo accesorio o casi como un lujo que incluso sirve para presentarlo como un valor añadido incrementando así el precio del producto.

Es más, lo inadmisible es que fabricantes como Samsung, según hemos podido apreciar en uno de sus modelos como el UE32J5570, considere ambos sistemas de recepción como algo separado, obligando a configurar la lista de canales de TDT por una parte y la de satélite por otro; en lugar de integrarse los canales de TDT y por satélite en una única lista y poder pasar de uno a otro con un simple zapping como ocurre en la mayoría de receptores combo del tipo Medialink, Iris, Mvision o FTE Maximal, por poner algunos ejemplos.

En una televisón tan avanzada como la Smartv de Samsung UE32J5570 nos encontramos que para pasar de una emisión de TDT a una emisión por satélite tenemos que dar hasta cinco pasos con el mando (menú, emisión, antena, satélite y elegir el canal); ya que han separado la listas de canales por satélite de los de TDT; lo cual presenta un obstáculo a nivel de usabilidad (provocando que mucha gente mayor ni se acuerde) y dando como resultando en la práctica el que la televisión por satélite quede marginada o como algo accesorio.

 

Como decimos, todos estos aspectos incomodan innecesariamente y curiosamente dificultan la penetración de esta tecnología; de manera que si nos atenemos al citado concepto de neutralidad tecnológica de la Unión Europea ello debería llevarse también al terreno del consumidor final.

Y finalmente, como no, siempre nos acabamos topando con ciertas cuestiones económicas que muchas veces se mueven al margen de las demandas del usuario. En concreto, en este caso nos encontraríamos con la cuestión de cuánto les costaría emitir a cualquiera de las cadenas de televisión películas y series en abierto por satélite, motivo por el cual las pocas televisiones autonómicas que tenemos en el Astra tienen que hacerlo con programaciones diferentes (incluso en su tiempo también se omitían los partidos de fútbol de la liga española si los derechos que se habían pagado por ellos sólo cubría la emisión dentro de una comunidad autónoma y no a nivel nacional).

También pensemos que si el satélite se presentase como una solución tecnológica alternativa a la TDT, ello representaría una competencia, incluida para las plataformas de pago que parecen venderse como la única solución allá donde los vecinos se encuentran cansados de no ver la TDT en condiciones.

 

Soluciones

Como tantas veces ha pasado, las innovaciones tecnológicas caminan muy por encima de los caprichos de los países; y dado que, por la experiencia reciente y por lo que en un futuro nos espera, la TDT puede llegarse a convertir en un calvario, pensamos que el Gobierno debería estudiar también la posibilidad de considerar un modelo mixto TDT – satélite que, por una parte, haga frente a la fragmentación televisiva tan propia de nuestro país, y al mismo tiempo, le permita estar preparada a los sucesivos cambios que puedan surgir en el futuro más allá del próximo Segundo Dividendo Digital. Y es que mientras las emisiones libres por Internet sigan siendo en definición estándar, con un bitrate tan bajo, y teniendo en cuenta, que salvo en las grandes ciudades, la fibra óptica no llega a todos los lados, el satélite sigue siendo para nosotros la alternativa más factible tanto en calidad como en usabilidad.

Para ello, lo primero de todo sería llegar a un acuerdo con la industria, como en su momento se hizo para que se fabricaran masivamente pequeños receptores para la TDT, incluyéndose así esta tecnología como fundamental en todos los televisores (aunque, al igual que cuando hablamos de la DVB-T2, también bastaría un pequeño receptor combo conectado a cualquier entrada HDMI y podríamos disfrutar sin problemas tanto de la actual DVB-T como del satélite).

En segundo lugar, ya a nivel de planificación, se podría establecer un sólo múltiplex RGE, dos múltiplex privados y el múltiplex autonómico que en cada zona correspondiera emitiendo en la actual TDT; o bien un sólo múltiplex RGE, un múltiplex privado y el autonómico en DVB-T2, albergando en cualquier caso las principales cadenas que ya existían con anterioridad al apagón analógico (La 1, La 2, Antena 3, Cuatro, Telecinco y la Sexta) emitiendo el resto por satélite; todo ello lógicamente sin perjuicio de que también puedan incluirse estas señales terrestres en el satélite pensando especialmente en aquellas zonas más remotas y con dificultades orográficas.

¿Cómo sería esta planificación? Exactamente igual que la detallada en los dos artículos anteriores. Es decir, para el RGE de TVE se asignarían como canales radioeléctricos los planificados para TVE1 y TVE2 durante la anterior televisión analógica, siempre que se encontrasen por debajo del canal 48; para los dos múltiplex privados (uno para Atresmedia y otro para Mediaset) se emplearían igualmente los planificados para Antena 3 y Telecinco; y para el múltiplex autonómico se considerarían también los correspondientes a aquéllos que en su momento fueron utilizados por dichas televisiones autonómicas; todo ello, como decimos, dando siempre por hecho que sólo se tendrán en cuenta aquellos canales comprendidos entre los canales 21 y el 48 de UHF.

Y en caso de hacerlo en el estándar DVB-T2 el esquema seguiría siendo el mismo, sólo que al tener un múltiplex privado conteniendo las emisoras Antena 3, Cuatro, Telecinco y la Sexta (siempre en HD) podríamos emplear como canales radioeléctricos tanto los planificados durante la anterior televisión analógica para Antena 3 como para Telecinco.

Finalmente habría que elaborar aquellas estrategias que permitan limitar la señal, a fin de que los radiodifusores no se vean obligados a pagar por derechos que sobrepasarían los límites de nuestro país.

Para ello, como se ha hecho en el resto de los casos que hemos visto, se podría optar, bien por un satélite como Hispasat cuyo haz se centre especialmente en nuestro país y alrededores; o bien por otros satélites más amplios como Astra, y así se podría compatibilizar con las actuales emisiones de Movistar+ (antigua Digital+), pero siempre con un sistema de encriptación al estilo de las plataformas Fransat, TNTsat o Tivusat, que con una tarjeta activada con los datos del usuario a partir de DNI y su lugar de residencia, le permitan tener el acceso a todos los contenidos en abierto; incluidas las televisiones autonómicas que también decidan hacerlo.

Actualmente el receptor ZAS HD Combo de Televés es el único que se comercializa para recibir la TDT por satélite en España tras un complejo proceso burocrático en el que, en primer lugar, quede acreditado que el usuario no tiene acceso a la TDT, que tampoco se han podido adoptar soluciones por parte de la localidad donde vive u otras administraciones competentes, y previa la utilización de un código especial, que permita recibir sólo las emisiones regionales propias de su zona.

 

Resumen y conclusiones

El satélite se presenta como la solución más sencilla ante los problemas de recepción que siguen surgiendo y los que vendrán derivados del cada vez mayor limitado espacio radioeléctrico para la TDT,en contradicción con servicios que contradictoriamente transmiten mayor cantidad de información y requieren un mayor ancho de banda.

El gasto para el usuario, que puede estar subvencionado como ya se ha hecho para otros casos, será inevitable en tanto que aquellos edificios que no lo tengan tendrán que añadir una antena por satélite y un módulo FI (el módulo que amplifica la señal del satélite) y en algunos casos cambiar las tomas; pero en cualquier caso será por una vez y muy posiblemente la antena ya la tengan, incluso abandonada de la época de las por entonces plataformas de pago Vía Digital y Canal Satélite Digital, que como sabemos, luego se fusionaron dando lugar a Digital+ para acabar finalmente en la actual Movistar+.

Para evitar que las cadenas tengan que pagar por derechos a nivel satelital, se pueden optar por tarjetas distribuidas a los residentes de forma parecida a como se hace en Francia o Italia. Además, ello propiciaría que ciertas televisiones autonómicas como ETB Sat o la televisión de Asturias se vuelvan a animar a emitir por satélite, o que otras lo hagan como la Televisión de Castilla La Mancha, dado que se convertirían en una emisión añadida al resto de canales por satélite, llegando a una audiencia potencialmente importante y con unos grados de calidad nada comparables a sus actuales emisiones por Internet.

Finalmente el ahorro económico para las Administraciones Públicas sería muy importante, manteniendo una estructura de grandes emisores como ya indicamos, sin necesidad de recurrir a tanta cantidad pequeños reemisores, ni siquiera para asegurar una señal donde de por sí no llega; porque siempre estaría presente satélite, más como complemento que como alternativa, dentro de este modelo mixto TDT – Sat al igual que en el resto de los países de Europa.

Escrito por nuestro blog “Frecuencia Nueva”

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