Como veníamos diciendo en la primera parte de este artículo y no nos casaremos de repetir, es lógico que un monitor plano sustituya y descatalogue al de tubo, que un monitor plano con entradas HDMI sustituya al que tenía sólo entradas VGA y es aún más lógico que el monitor plano con un sistema «flicker free» para evitar la fatiga ocular sustituya al que no la tiene.
Asimismo es obvio que el coche eléctrico sustituya al de gasolina por ser menos contaminante, que la bicicletas eléctricas vayan sustituyendo a las que no lo son por ventajas evidentes o que las modernas bombillas led sustituyan a las antiguas de filamento por ser menos duraderas y consumir más.
Pero lo que vemos inconcebible es el proceso justamente contrario: productos que funcionan y reconocidos por el público sorprendentemente retirados e inexistentes (porque de hecho no se venden en el mercado segunda mano); productos que involucionan respecto a otros modelos anteriores con prestaciones cada vez más exiguas al tiempo que sus diseños van siendo más extravagantes; productos que en el caso de la radio, incomprensiblemente, obvian sistemas de recepción que aún siguen vigentes como la FM o se afanan en ignorar otros de mayor calidad como el DAB; y sobre todo productos que se contradicen unos a otros y no son complementarios entre sí a consecuencia de una falta de coordinación en la industria que al final acaba generando un auténtico desconcierto en el usuario.

Nuestra recomendación para estas compañías es clara. Si quieren ver crecer sus negocios y todavía siguen creyendo en la lógica de ofrecer soluciones a las necesidades e intereses del usuario en lugar de tratar de imponerle sus propios intereses, necesitan escuchar a dicho usuario.
Y el usuario, como decimos, lo primero que reclama es coordinación. Es decir, no puede ser que, por un lado, el satélite se reivindique como un avance en cuanto a mayor capacidad y descongestión de la red de difusión ante la compleja orografía de nuestro país; y que por otro, muchos televisores sigan sin integrar este tipo de recepción y no digamos los grabadores de DVD o Blu-Ray como el «Panasonic DMR-BWT850».
No puede ser que se fabrique una antena como la «Dinova Boss» de Televés ignorando la FM o que se fabrique en su lugar una Dinova Boss Mix con DAB cuando por otra parte, incomprensiblemente, muchos fabricantes de sintonizadores de radio no implementan el DAB.
Como tampoco puede ser que, mientras los populares sintonizadores WiFi de Sangean puedan recibir desde una emisora local de Pozuelo en Madrid a cientos de emisoras del mundo, luego sean incapaces de recibir la radio de Castilla la Mancha o las del grupo de Canal Sur de Andalucía simplemente porque emiten en un protocolo tan poco usual como el HLS.

En segundo lugar, los productos deberían descatalogarse porque haya otros que los sustituyan con mejores prestaciones, pero no al contrario generando productos cada vez más huérfanos y exiguos, sobre todo en lo que a conectividad física se refiere. Y es que una de las cosas que más busca el usuario es la mayor combinación posible de ese producto con otros de la misma marca o con otros que ya tenga. Es decir, que pueda conectarlo a innumerables fuentes y que a su vez pueda ser fuente de otros muchos dispositivos.
Por ejemplo el Home Cinema Pioneer VSX-S520D no tiene salida analógica en comparación con su predecesor el VSX-S510. ¿Y si queremos grabar de su radio aprovechando la entrada analógica de la tarjeta de sonido de un ordenador? ¿y si queremos conectarle unos altavoces autoamplificados para otra habitación? ¿Y si queremos conectarle uno de esos displays chinos que imitan el de los ecualizadores gráficos que ya no se fabrican? Innumerables aplicaciones con una cosa tan simple como una salida analógica con dos conectores RCA que no dispone restándole cantidad de posibilidades.
Otra de las claves es que marcas como Denon, Marantz, Pioneer, Sony, Onkyo o NAD (por citar algunas) deberían recuperar ciertos formatos del pasado combinándolos con la mejor tecnología del presente como está haciendo TEAC y especialmente la marca alemana Auna Multimedia.
Por ejemplo, esa doble pletina con conexión USB para digitalizar la cintas al ordenador como la fantástica «TEAC W-1200», ese tocadiscos con un puerto USB para la grabación de archivos MP3 como el «Denon DP-200»; por supuesto la recuperación del clásico sintonizador de radio, siempre con FM y DAB, al que nuevamente podría incorporársele la recepción de emisoras por Internet como el «Sangean WFT-3» o el «Auna iTuner 320 BT»; y finalmente la recuperación de los distinguidos ecualizadores gráficos actualizados con entradas y salidas digitales al estilo de los que en su momento hacían marcas como la misma TEAC, Pioneer, Marantz y sobre todo Technics.

También la usabilidad es francamente importante, sobre todo en productos no profesionales y cuyo usuario no esté suficientemente familiarizado.
Por ejemplo y por seguir aportando ideas ¿alguien ha pensado en la sintonización directa en los pocos receptores de alta fidelidad que aún se encuentran disponibles en el mercado? Simplemente consiste en teclear la frecuencia de FM de la emisora que queramos escuchar para acceder a ella inmediatamente; lo cual resulta muy útil cuando nos encontramos al final o al principio del dial y no queremos recorrerlo entero sólo para sintonizar la emisora deseada.
Lo mismo podemos decir de las ruedas digitales giratorias. Éstas, que están algo más implantadas en los productos profesionales, resultan muy cómodas para acceder a cualquier función de un menú (como buscar las pistas si es un reproductor de CD, navegar por el dial si es un sintonizador de radio, o calibrar el volumen de fuentes externas si es un grabador de mp3).
Pero el exterior también es muy importante. Y por tanto, Lo tercero que más busca el usuario es que los diseños sean lo suficientemente elegantes y atractivos empezando por los displays. No vayamos ni a lo más sofisticado con esos diseños futuristas a los que nos referíamos en el artículo anterior ni a lo más simple que, por simple, puede parecer tosco y vulgar como pretender que una minicadena se reduzca a una especie de ladrillo. Es simple sentido común. Incluso pueden fabricar ladrillos si lo desean pues siempre hay gente que prefiere lo más simple por pequeño y práctico. Pero siempre atendiendo a públicos más amplios que admiren la elegancia tanto como la funcionalidad

Y para ello, como decíamos, empecemos por lo más básico que son los displays. Nos da igual que el display sea el tradicional de cristal líquido retroilumniado o incluso los más modernos LCD como le puede pasar al sintonizador «Sangean WFT-3», pero siempre blanco sobre negro, cuyo brillo se pueda ajustar y no haga daño a la vista, y sobre todo, ¡por favor!, que nunca se transparenten las opciones no seleccionadas como en el «TEAC AD-850» lo cual resulta cutre y chapucero.

Pero además, es necesario que presente suficiente información y bien estructurada. Por ejemplo, si fuera un sintonizador de radio lógicamente debería aparecer la frecuencia y el nombre de la emisora sintonizada, pero también un indicador con el tipo de escucha en «mono» o en «estéreo», otro indicador «tune» de recepción óptima, el número de la memoria (si el receptor admite emisoras memorizadas) y especialmente la indicación del nivel de señal en dB como hace el «Sony ST-SE570».
En caso de que estuviésemos ante un reproductor de CD debería incorporar el llamado «CD text» visualizando así el nombre de la pista y el artista, un indicador del tipo de CD estemos introduciendo (si es CDR, CD-RW o CD – MP3); así como una barras de nivel para constatar la señal de audio que se esté reproduciendo.
Y si fuera un amplificador, o incluso un preamplificador, indudablemente vúmetros analógicos o digitales, que además de tener una función clara para avisarnos de cuando la señal está al límite de la saturación antes de poner en riesgo los altavoces, les proporciona un atractivo para el usuario sin igual que, sin embargo, ninguna marca los implementa a excepción una vez más de TEAC, Auna Multimedia y como mucho Yamaha, pero en esta última sólo en aquellos amplificadores más pesados y voluminosos.


Y finalmente lo cuarto que reclama el usuario es un poco de imaginación y creatividad en las prestaciones teniendo la sensación de que muchas veces se ofrecen cosas que no siempre le interesan y las que más le interesan no se le ofrecen.
Por ejemplo, en su momento hubo minicadenas como la NAD C-715 y la TEAC CR-H255 que eran capaces de grabar de la radio, incluso de manera programada, hasta 192 Kbps. ¿Por qué actualmente todas las minicadenas disponen de un puerto USB para reproducir pero ninguna es capaz de grabar? ¿Por qué la mayoría disponen de entradas auxiliares, alguna salida de línea y ninguna salida óptica digital como sí la tenían estos dos modelos descatalogados hace mucho tiempo? ¿Y si queremos conectarles unos altavoces autoamplificados que vienen con entradas analógicas y digitales? ¿Y si queremos grabar en mp3? la música de un tocadiscos u otra fuente de sonido? ¿realmente pensamos que todas las emisoras disponen de podcast? A lo mejor una emisora de FM comarcal no tiene tantos recursos y nos vendría bien grabar un programa que ponen muy interesante.
Pues lo cierto es que muchas de estas preguntas siguen quedando sin respuesta, sobre todo cuando lo que estamos proponiendo no son ideas extravagantes, ni siquiera complicadas desde el punto de vista técnico; sino que incluso podrían implementarse con una simple actualización del firmware.
Y lo mismo podemos decir en cuando a los «displays». Por ejemplo, si se ha conseguido que el último Firmware del TEAC AD-850 logre reducir algo tan complejo como la vibración de la bandeja del CD al introducirse, ¿no será mucho más sencillo conseguir una variable iluminación del led de su «display» para que éste tenga al menos tres posiciones de atenuación de su brillo y se pueda lograr que no se transparenten las opciones no seleccionadas?
E igualmente en el Home Cinema Pioneer VSX-S520D o VSX-S520B. Bastaría con modificar el Firmware para introducir unas pequeñas barras a modo de vúmetros en la pantalla o una especie de analizador del espectro imitando a los de los ecualizadores. Asimismo se podría habilitar la salida de cascos como una salida sin que se desconectasen los altavoces cuando ésta se emplease con esa finalidad; o que incluso, aún más interesante, la conexión SPDIF pudiera funcionar de manera bidireccional, por lo que igualmente se podría emplear para conectar unos altavoces autoamplificados o grabar de la radio, tanto con una tarjeta de sonido, como con cualquier dispositivo de grabación.
En fin, así seguiríamos y seguiríamos proponiendo muchas más ideas porque, en definitiva, como decíamos en el artículo anterior, los usuarios se han quedado sin modelos que adoraban que de repente, sin saber por qué han dejado de frabricar; y las marcas deberían interesarse por lo que realmente demanda el usuario.
Y si les falta imaginación, creen que ya está todo inventado, están algo perdidas o no realizan suficientes estudios de mercado, esperamos que al menos este artículo les haya arrojado algo de luz, y por tanto, les ayude a descubrirlo.
Artículo de elaboración propia escrito por Frecuencia Nueva de Radio y Televisión