Tal y como publica el Confidencial Digital, 13 TV cierra definitivamente el programa por falta de audiencia. ¡Vaya! Si ni siquiera sabíamos que existía, hasta que precisamente a través de la propia noticia nos enteramos que es que se emitía sólo los viernes, y además de cinco y cuarto a siete menos cuarto de la tarde, para pasar más desapercibido.
Cuando un programa se le coloca en un lugar tan discreto de la parrilla, y sin ni siquiera otros programas previos que puedan arrastrar a la audiencia, es lógico que nadie lo vea. Es como poner una tienda en una aldea, y que abre precisamente cuando la gente está trabajando, no cuando tiene tiempo para comprar. Pero si ése es el problema es muy sencillo. Que no lo retiren. Que lo cambien de horario. Que prueben a ponerlo en “prime time”, que es precisamente como se define la franja del día en que por el contrario la gente ve más la televisión, entre las diez y las doce de la noche aproximadamente; que es cuando casualmente se emite, el programa El Cascabel, y al menos cuatro días a la semana.
No creemos que ése sea el motivo; un espacio que estuvo funcionando antes en Intereconomía TV (aunque también por las tardes, un tanto alejado del prime time), y mucho antes en Metropolitan TV. Y es que parece que hay mucho miedo a que la ciudadanía se exprese libremente en los medios de comunicación tradicionales, que querámoslo o no, son los que más siguen llegando a todo tipo de públicos, sobre todo por la comodidad y sencillez del “zapping”

Efectivamente, la participación de la gente a través del teléfono para comentar su opinión es una de las fórmulas más antiguas, económicas y fáciles de producir desde los orígenes de la radio, y con resultados muy eficaces en cuanto a atracción de la audiencia, en contra de lo que a veces se defiende. Pero al mismo tiempo la menos rentable ideológicamente y las más comprometida para sus presentadores, en unos medios de comunicación que no dejan de seguir presas de las grandes empresas publicitarias que los sostienen y los intereses políticos que los utilizan.
Actualmente, que sepamos, sólo existen dos de estos medios que siguen manteniendo esta filosofía, aunque siempre haya quien los critiquen por las polémicas y controversias de algunos de sus conductores. Uno es la mítica Radio Intercontinental de Madrid (ahora llamada Radio Inter desde que la comprara el Grupo Intereconomía), y que a pesar de la domesticación que ha hecho de esta emisora, aún mantiene ciertos espacios de participación; no sabemos si por influencia de sus antiguos dueños, pues recordemos que Intereconomía compró el 96,70 % de la antigua sociedad CRISA, pero no el 100%.

Y la segunda, y como traslado por primera vez de esta fórmula a la televisión, fue la TV local Canal 33 Madrid, con su programa “Aquí Opinamos Todos” allá por el año 2004 o incluso antes. De hecho, este programa aún sigue siendo el único de este estilo que por ahora sobrevive, pero en una emisora que, por otra parte, no está demasiado presente en las antenas colectivas; por lo que han tenido que surgir las polémicas en torno a Pablo Iglesias para que alguno dijera: “andá, pero si ése es Enrique Rioboo, el presentaba Aquí Opinamos Todos” y otros lo conocieran por primera vez.
Como conclusión a todo esto. Retemos por ejemplo en Televisión Española, dado que no ya depende de la publicidad (o eso creemos a decir por ciertos patrocinios), a un nuevo programa de debate cara al público, donde se dé libre participación de la ciudadanía a través de las líneas telefónicas, y sin restricción. Es decir, no nos vale personas seleccionadas cuidadosamente para acudir a un plató como pasaba en “Tengo una pregunta para Usted”, o una señorita a la que amablemente le puedes contar tu vida entre cientos de llamadas y luego te llama para que lo cuentes en antena y en poco tiempo, en caso de interesarles.
Hay quien dirá que redes sociales como Twitter ya están haciendo esa misión, cuando muchos de estos programas ya impresionan en la pantalla sus “hashtags” sobre el tema o los temas que van a tratar. Lo consideramos interesante, como complemento. Pero pensemos que cada tuit no son más que 140 caracteres, insuficientes a menudo para expresar ideas con precisión, y que al final suelen terminar en insultos o frases soeces; y que por otra parte no todo el mundo que está viendo la televisión, tiene además un tablet o un móvil mientras está cenando.
Así que lo dicho ¿cuánto nos apostamos? Nos moriremos y no lo veremos.
Elaboración propia de nuestro blog Frecuencia Nueva